Para todos aquellos que nos quejamos del frío y odiamos el invierno, hay malas noticias: el calor no le hace ningún favor a nuestro cerebro, mientras que el frío lo beneficia. Pero ¿por qué?
Por la simple razón de que para regular nuestra temperatura en un clima extremo, el cuerpo necesita energía. Aquí el problema es que al cuerpo le cuesta más “enfriarse” cuando hace calor, que calentarse cuando hace frío. En otras palabras, requerimos más energía para mantenernos frescos cuando hace calor, y esa energía extra que usamos se la estamos quitando al cerebro, que debe conformarse con lo que queda. Por eso nos da el letargo veraniego y parece que nos cuesta más trabajo concentrarnos.
Pero no seamos tan drásticos, disfrutar del clima cálido no echará a perder tu cerebro, solamente lo hará un poco más lento. Así que si tienes mucho calor, evita tomar decisiones importantes, y por mientras, ¡a disfrutar del vigorizante frío invernal!
Por: Paulina Morlay para CienciaExpress
vía: Scientific American